En nuestra tradición jurídica, la comunidad, el aprovechamiento conjunto de los recursos y el ámbito local como marco para el desarrollo de esta actividad, no son noticia. Comunidad de regantes, montes comunales, sociedades cooperativas… desde los Muiños de Herdeiros hasta el Consorcio Nacional Almadrabero, los ejemplos son abundantes y variados.
El conocimiento, los medios, la tecnología y la ingeniería para la producción de la energía han estado restringidos durante tanto tiempo en manos de tan pocos, que la normativa europea a favor de las energías renovables, de la mano con el fomento de la participación de la ciudadanía en la generación y el comercio en este sector nos suena a un idioma que no conocemos.
Este sector, estratégico y por tanto especialmente regulado, ha estado reservado por diversos motivos al gran generador. Ahora, la adopción de la política europea y la transposición de su derecho obliga a facilitar una nueva estructura en la que la población, hasta hace poco mera consumidora cautiva, sea protagonista en todas las etapas del proceso; actora, no sólo para adquirir energía en un mercado libre, sino también como productora y participante en el mercado de compraventa de energía. El abaratamiento de los costes, el movimiento global hacía la protección del medio ambiente y el individuo como medida, han dado lugar a figuras aún desdibujadas jurídicamente pero que comienzan a dar sus pasos en el mercado, entre ellas las Comunidades Energéticas Locales, en adelante CELs. Son pequeños pasos alentados por las facilidades traducidas en financiación desde las administraciones y el atractivo que supone el poder, por fin, alinear la vida cotidiana con las convicciones ecologistas de la mayoría de la población.
A finales de 2020 el Gobierno presentó el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, entendido como un “proyecto de país” que orienta la modernización de la economía española, la recuperación del crecimiento económico y la creación de empleo, la reconstrucción sólida, inclusiva y resiliente tras la crisis de la COVID, dando respuesta a los retos de la próxima década. Uno de sus cuatro pilares es la transición ecológica. Además, El nuevo Fondo de Recuperación “Next Generation EU” permitirá a España movilizar un volumen de inversión sin precedentes.
CEL´s, el concepto es muy simple, apenas se han dado unas pinceladas. En un marco tan regulado la libertad puede asustar: la Comunidad Energética Local, adoptará en cada caso la forma jurídica que desee. Sus miembros, locales, no necesitan condición, personas físicas jurídicas, públicas, privadas. Un solo requisito les une: la voluntad de, conjuntamente, participar en el mercado eléctrico con un fin que prioriza la protección al medio ambiente, la salud, la democratización de un bien esencial por encima del beneficio económico.
El escenario está dispuesto y esto es lo nuevo, parece que se abren las puertas del campo, el calor del sol, el viento que pasa, son de quien sea capaz de aprovecharlo, y ése, ahora más que nunca, puede ser cualquiera.